Los datos de empleo muestran los estragos de seis años de depresión económica. En el 2011, 200,000 personas estaban sin trabajo en Puerto Rico. De nada sirve resaltar que la tasa de desempleo cayó a 15.7% el año pasado. Que 16 de cada 100 personas que quieren trabajar no puedan hacerlo es un drama, pero es que estas cifras son desfavorables como quiera que se miren porque bajan la tasa de empleo (la proporción de la población que está efectivamente trabajando) y la tasa de participación.
Es verdad que el número de personas desempleadas se ha reducido en 9,000 si se compara con las 209,000 personas del 2010 y que la tasa de desempleo ha caído desde 16.1%, pero no se puede hablar de un resultado positivo cuando la tasa de participación y la tasa de empleo han caído a sus niveles más bajo en la historia. No es un resultado deseable cuando ahora hay menos personas empleadas que hace 15 años y cuando el número de personas en el grupo trabajador es el más bajo desde 1995.
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